Jamás olvides a los verdaderos amigos

Este hombre estaba trabajando con su caballo cuando de pronto se viene una gran tormenta. Todos corren a refugiarse de la lluvia, sin embargo, él quedó a lado de su caballo y lo abrazó muy fuerte. Quedó parado a lado de su amigo bajo la lluvia.
Cuando paró de llover el señor se dio cuenta de que yo lo estaba observando, me sonrió y me me dijo: «tengo que cuidar a mi amigo»
—Con una sonrisa que me llegó al alma—.
Moraleja:
«Jamás olvides a los verdaderos amigos en tiempos de tormentas cuando estos te ayudaron en épocas de Sol».