Richards con tan solo 22 años de edad, decidió tirarse a una aventura inesperada, alocada, pero que solo a esa edad se puede realizar.
Oriundo de la Ciudad de Balloch, Escocia, le aviso a su familia que salia a almorzar pero termino en la Ciudad de Amsterdam.
Habia pasado un fin de semana largo en Las Vegas, y obviamente volvió con pocas ganas y con mucha intensidad y un pensamiento de querer seguir haciendo lo que en esos pocos días había conseguido, solo disfrutar. Pero la vida diaria y su rutina, lo obligaban a retomar sus tareas normales y entre ellas su trabajo.
Revisando su correo y sus redes, se enteró que un grupo de amigas habían publicado que se encontraban en Amsterdam y ese fue el detonante para querer hacer lo mismo y unirse a ellas.
Sin pensar más, y con el pasaporte en sus manos, se fue al aeropuerto y sacó un pasaje a esta hermosa Ciudad. Ni equipaje, ni tarjetas, solo su pasaporte y sus ganas inesperadas.
Una vez en Amsterdam, se encontró con esos amigos que le prestaron dinero y la ropa fundamental para unos pocos días allí.Anuncios
Antes de subir al avión, Chris pensó en su familia y sin dudar le escribió un breve texto a su papá, para que no se preocuparan.
Fueron unos pocos días, y esta aventura terminó, por lo que Chris regresó a su casa. El recibimiento no fue el mejor, porque estaban enojados con su actitud, y tal vez lo peor fue el perder el trabajo, al que no apareció más pero tampoco avisó.
Lejos del arrepentimiento, el pensamiento de Chris restaba importancia a estas dos situaciones, solo seguía disfrutando de la hermosa Ciudad conocida y el haber disfrutado esos días con su amigos en una manera diferente.