Muchos padres en su orgullo por sus hijos, dicen hacer o intentar hacer lo mejor por ellos:
1. Yo me parto el alma para darles lo mejor.
2. Yo trabajo sin descanso para que no les falte nada.
3. Yo me he endeudado para mandarlos a los mejores colegios y cosas especiales.
4. Primero mis hijos, después todo lo demás.
Me pregunto entonces: ¿Qué garantía hay de que estás cosas no le maten los sueños a los chicos?
A veces por querer hacer mucho hacemos poco, cuando realmente nuestro deber como padres no tiene costo alguno, solo basta con alimentarles sus sueños, es decir, los dones con los que nacieron, y hacerles saber que cuentan con nuestro apoyo para que logren de su pasión cosas muy buenas para su futuro, que vivan y hasta se hagan ricos con eso.
Los colegios y lugares especiales no darán eso a sus hijos porque ya ellos tienen sus reglas y sus normas, donde muchas veces no se les permite a los chicos desarrollar sus talentos (No todos los lugares) pero sí la gran mayoría.
Enséñales a valersen por sus propios medios, a que resuelvan conflictos, a que se enfrenten solos a ciertas cosas, y solo observen cómo lo hacen, pero no traten de arreglarles la vida todo el tiempo con el cuento de: «No quiero que pasen por lo que yo pasé». Son sus sueños los que deben aprender a defender, lo demás se agregará a su experiencia.