Este es el pensamiento de Sadio Mané, uno de los mejores futbolistas del mundo:
«¿Por qué querría diez Ferrari, veinte relojes de diamantes o dos aviones? ¿Qué harán estos objetos para mí y para el mundo? Tenía hambre y tenía que trabajar en el campo; sobreviví a los tiempos difíciles, jugué fútbol descalzo. No tenía educación y muchas otras cosas, pero hoy, con lo que gano gracias al fútbol, puedo ayudar a mi gente. Construí escuelas, un estadio, proporcionamos ropa, zapatos, comida para personas que están en extrema pobreza. Además, doy 70 euros al mes a todas las personas en una región muy pobre de Senegal que contribuye a su economía familiar. No necesito exhibir autos de lujo, casas de lujo, viajes e incluso aviones. Prefiero que los míos reciban un poco de lo que la vida me ha dado”.Dijo Eurípides que “Para las almas generosas todas las tareas son nobles”. Esto se aplica con la visión de Sadio Mané.Él, siendo futbolista profesional, eligió la solidaridad por los lujos, la bondad por el dinero, la fraternidad por la fama.