SOBREVIVE, AHORRA, SIRVE

 
En las primeras páginas del libro, “Dar para Recibir”, los lectores son presentados con Rachel, una mujer joven que trabaja con Pindar y que tiene el talento para hacer una extraordinaria taza de café. Rachel, nos dicen, creció en un vecindario pobre y comenzó a trabajar para ayudar a mantener a su familia cuando era muy jovencita. Cuando llegó a una edad adulta, había trabajado haciendo de todo, desde limpiar casas hasta trabajar de albañil con una gran variedad de trabajos entre esos dos.
El lector descubre que mientras que, por supuesto, hubieron trabajos que disfrutó más que otros, Rachel tuvo éxito en cada uno de sus trabajos por un factor primordial: tomó cada trabajo que tuvo como si lo amara. Ella logró esto recordándose que el trabajo le daba la oportunidad de sobrevivir, ahorrar y servir.
Pindar le explica a Joe, que sobrevivir, ahorrar y servir son las tres razones universales por las que se trabaja. Sobrevivir – trabajamos para satisfacer nuestras necesidades básicas. Ahorrar – trabajamos para ir más allá de la supervivencia y para expandir nuestro mundo. Servir – trabajamos para hacer una contribución al mundo alrededor de nosotros.
«…la mayoría de la gente pasa toda su vida concentrándose en la primer razón,» le explicó Pindar. «Un grupo más pequeño, se centra en la segunda. Pero sólo unos cuantos que realmente son exitosos, no solo desde el punto de vista económico, sino genuinamente exitosos en todos los aspectos de sus vidas – mantienen la mirada fija exclusivamente en la tercera.»
Aquellos que sirven a su prójimo son recompensados de igual manera. Entre más damos a los demás, más regresa a nuestras vidas. Es prácticamente una ley de la naturaleza.
Los que son verdaderamente ricos, en toda la extensión de la palabra, no sólo dan más porque tienen más sino porque entienden que es la forma de continuar teniendo más. Entienden cómo funciona la vida. Entienden que los que ayudan a los que necesitan ayuda – donando dinero, tiempo, energía o experiencias – viven vidas más largas, más felices y más llenas de riqueza. Entre más ayudan, más reciben.
Winston Churchill dijo una vez, «Nos ganamos el pan con el dinero que ganamos, pero nos ganamos la vida con lo que damos.» No importa cuánto creas que el dinero va a mejorar tu vida, el tener más no te va a hacer más feliz. Tienes que vivir una vida significativa para lograrlo.
Y si no te has dado cuenta todavía, el tener dinero no es un requisito para vivir una vida significativa. En la plática que dio en la ceremonia de graduación para los graduados de la Universidad Villanova en 1999, la escritora Anna Quindlen resaltó lo siguiente al recordar un encuentro que tuvo con un hombre que ella llegó a considerar como uno de sus más grandes maestros. He aquí una parte de lo que les dijo:
«Era diciembre, y estaba yo escribiendo una historia acerca de cómo sobrevive la gente de la calles los meses invernales. Él y yo nos sentamos en la orilla de los soportes de madera, colgando los pies por el lado y me habló de lo que hacía, pidiendo limosna en el boulevard cuando las multitudes del verano habían desaparecido, durmiendo en una iglesia cuando las temperaturas bajaban más allá de cero grados, escondiéndose de la policía en medio de “El Pulpo” y “El Ciclón”, y de algunos otros juegos mecánicos. Pero me dijo que la mayor parte del tiempo se la pasaba en el malecón, de frente al agua, de la forma en la que estábamos sentados ahora, aun cuando hacía mucho frío y tenía que ponerse los periódicos después de leerlos. Y le pregunté por qué. ¿Por qué no iba a alguno de los refugios? ¿Por qué no se registraba en un hospital para desintoxicarse? Y solo miró hacia el océano y me dijo, ‘Mira esto, jovencita. Mira esta vista.’ Y todos los días, de alguna pequeña manera, trato de hacer lo que me dijo. Trato de ver la hermosa vista. Y es lo último que tengo que decirles el día de hoy, palabras de sabiduría de un hombre sin un centavo en la bolsa, sin un lugar a dónde ir, sin nada que ser. Miren la hermosa vista. Nunca se desilusionarán. «
El crear una vida próspera es un objetivo importante y valioso, y el dinero es parte de la fórmula, pero el tener un propósito más grande que el de adquirir dinero es crítico para tener felicidad, alegría y crecimiento a largo plazo.
Las cosas que el dinero puede comprar no se comparan con lo que una vida con sentido puede proporcionar. Debes vivir tu vida con un mayor propósito que el de simplemente adquirir dinero – y parte de ese propósito es el de usar el dinero que adquieres para hacer una diferencia en el mundo.
Es fácil, a medida que avanzamos en el experimento de la prosperidad, pensar más y más en lo que el dinero y las riquezas nos pueden proporcionar. Pero el quedarnos atrapados en buscar formas de generar más dinero en nuestras vidas puede básicamente ser perjudicial para una vida próspera. Estaríamos mejor si buscáramos experimentar la vida al máximo, permitiéndonos ser vehículos a través de los cuales todo lo bueno de la vida pueda fluir. Así, no se desperdicia ni un momento de la vida y cuando se completa, podemos voltearla a ver sin arrepentimientos, sabiendo que sobrevivimos, ahorramos y servimos de la mejor manera.
El Pensamiento del Día:
«Dormí y soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Serví y comprendí que el servicio era alegría.»
–Rabindranath Tagore
La Afirmación del Día:
«Tomo la riqueza de la vida a mi alrededor.»