Las 5 emociones del Emprendedor

La Confianza

Confiar en uno mismo y en el propio proyecto, más allá de lo dificultoso que sea hacer que avance y crezca. Pensar en positivo, que no es sinónimo de ser idealista, sino de enfocarse en lo que uno ha elegido hacer, convencido y dejando poco margen a la duda que es la que en general nos lleva a postergar o a abandonar nuestros deseos.


La Motivación

Estar motivado, ya sea auto motivándote (hay personas que se auto motivan naturalmente) o buscando motivación externa, en personas, actividades, gratificaciones o cualquier cosa que se elija para mantener “encendida” la llama de la alegría, la energía, las ganas y el entusiasmo.
Que el emprendimiento siga siendo la prioridad de uno, inclusive y más aún, en los momentos en que se torna difícil continuar (tengamos en cuenta que siempre existen esos momentos).


La Ambición

Que sería lo opuesto a la resignación. Cuando uno se centra en la ambición, en el deseo de crecer, en las ganas de salir de la comodidad y de lo que ya está establecido y dado, aparece la ambición como esa energía que motiva y moviliza a ir hacia adelante, sin conformarse con lo que hasta el momento se ha logrado.


La Pasión

Es la que me remite a la sensación de no vivir “a medias” y de sentir intensidad en lo que uno emprende.
Es placentero sentir la adrenalina de vivir lo que hemos querido vivir y de la manera en que deseamos hacerlo.


El Compromiso

Que va de la mano de la responsabilidad. Cuando uno se compromete y se responsabiliza con lo que ha elegido emprender, difícilmente no tenga éxito y no llegue a obtener ningún logro, más allá de que esto no sea un camino sencillo.